
CreepGrl
El dormitorio
Memoria conceptual - año 2017
No pude remontar a otro lado que no sea al deceso, como separación física y emocional de un ser humano. Ausencias y metamorfosis. Las personas fallecen día a día, en situaciones, contextos y en cuestión de horas. Pero no hay manera de conmovernos si no es cercano, si no nos pertenece. La muerte es gigantesca, no se mide pero abarca todo terreno y tiempo. Es tan terrible que nos da una vida de ventaja. Me siento en condiciones de transmitir una historia cercana - de lazos que aun siguen vigentes -, de tomar el papel de terrorista y mostrar los
papeles con un poco de verdad incómoda. Como Alberto Laiseca contando sus historias, sentado en la penumbra y con la voz helando la sangre, reconozco mi muerte psicológica y mi poca estética apreciada. No me consta representar la belleza de la muerte (sin saber si la tiene o no) pero si presentar los productos que salen después de ella, el dolor.
¿Qué pasa cuando dos personas mayores quedan apartadas y se sostienen solos? ¿Y cuando se ausenta uno de ellos para siempre? La memoria y la palabra son los principales elementos utilizados, a modo de elegía para transmutar al hombre muerto en palabra viva. Letras, oraciones para que tome forma nueva y logre pervivir. Palabras pesadas que no se digieren con facilidad. No por agresivas sino por profunda carga, la que se evita constantemente. Se me hace difícil establecer una relación o más bien un discurso visual con alegoría política y a la vez, excelencia artística.
Establezco así un acto violento al mostrar una escena de ritual fúnebre. El pozo, un hueco en la tierra, donde se creía, según el cristianismo, que los cuerpos dormían hasta el día de la resurrección. Por eso, este dormitorio entierra y hace descansar sentimientos para que se desarme, retomando características del culto pero no de aura. La fugacidad del exhibicionismo de la pieza y su desaparición. Tratando finalmente con un
lenguaje bifásico (dos procesos para su materialización). La presentación de una situación con diversos actores casuales, que puedan interactuar y captar algo interno más que superficial. Arthur Danto sostiene que la belleza renace como catalizador en momentos de gran aflicción. Siendo la elegía una manera artística diferente de responder a estas cuestiones fisiológicas.
“…El nihilismo contemporáneo revela el drama de una estética de la desaparición que ya no
solo concierne al dominio de la representación (política, artística…), sino al conjunto de nuestra
visión del mundo.” (VIRILIO, 2005, pág. 64)
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La ausencia tiene una primacía en este trabajo. Es una denuncia generalizada a forma de ritual para el ejercicio y operación mental, cada ser vivo confronta el mismo destino. No hay recurso de imagen, el desplazamiento es intencional, para no provocar un shock anestésico. Carente de medios de comunicación, promoviendo un ambiente intimo y de corto plazo. Solo quedará registro si alguien decide hacerlo. La elegía entra entonces en conflicto con el impulso de reaccionar y continuar la lucha. Aunque parezca peyorativo, el dispositivo en si muestra la función de la vida y su fin.
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“La conjugación de la belleza con la ocasión del dolor moral transforma en cierto modo el dolor, rebajando su gravedad en un ejercicio de liberación. Y como la ocasión de la elegía es publica, la tristeza es compartida. Deja de ser individual. Quedamos absorbidos en una comunidad de dolientes. El efecto de la elegía es filosófico a la vez que artístico: dota a la perdida de cierto significado al distanciarnos de ella y al reducir la
distancia entre quienes la sienten, entre quienes la forman, como suele decirse, una comunidad
en la desgracia.” (DANTO, 2008, pág. 165)
La historia de Clide y Tadeo dieron raíces primerizas para la memoria conceptual. La separación llego con la muerte de él, desplazando así a Clide de la provincia, dejando atrás al cuerpo de su marido. Actualmente, ella tiene 80 años, vive sola en Córdoba y recurre a nosotros para que cuidemos de Tadeo. Las historias de antaño y la fantasía de llevárselo con ella no cesan, pareciendo burlas para el resto e interesantes para mí. Ella no olvida la esencia de la persona. Esté en otra región y otro tiempo. La ausencia se marca por la presencia que tuvo esa persona en la vida y así es como recobra importancia la necesidad de volver a tenerla y no despegarse jamás. Aunque no lo entienda por no sufrir ausencias importantes y a la sociedad le parezca carente de sentido y/o una falta de respeto, es aquí donde concuerdo con el artista plástico Philip Gustonii, remarcando el hecho de que el mundo no necesita de arte bello porque el mismo no lo es y tampoco lo merece. Tampoco se plantea como un acto de autodestrucción. Funciona para el placer teorético resultado de operaciones motoras de reflexión y autocritica. “La ausencia del cuerpo y su presencia en el objeto constituyen, desde la narración plástica, dos configuraciones posibles del sentimiento de desterritorialización.” (GIUNTA, 2011, pág. 144)
La desterritorialización se refiere a la pérdida de territorio, pugnas de poder; en la que se condena a vivir en sitios indiferenciados, en el cual existe una amnesia territorial, que puede significar extrañeza y desculturización. Y esto ocurre por el bombardeo constante de imágenes e información moldeada para el disfrute estético y moral. Entonces, los momentos de mayor reflexión, comprensión y auto-critica se pasan por alto, sin intentar hacer una lectura y reinterpretar. Explorando diversas prácticas del arte conceptual, el esquema elegíaco en la escritura sigue vigente, indispensable para no perder la esencia del concepto.
Registro fotográfico




No se guardó el poema. Solos las personas que estuvieron presentes leyeron la elegía antes de ser sepultada.